Fue culpa de Alicia, lo puedo jurar. No, nadie te creerá eso Octavio. El chico daba vueltas en su habitación. Pero créeme, yo estaba así solito, pensando en ella y de pronto llegó Alicia y me besó. Sí, así fue como sucedió, exceptuando que estás omitiendo el hecho de que le pediste que fuera tu novia y ella te dijo que sí. ¿Qué otra opción me quedaba? Juliana ni siquiera me pela. No existo para ella.
Octavio se sentía mejor si platicaba consigo mismo. Quería creer fervientemente en que existía otro él, tonto e inmaduro, que realizaba todas aquellos actos irresponsables. Si Juliana estaba a kilómetros de mí, ahora estará a años luz. Me siento realmente patético. La palabra le cayó como baba verde, la sentía pegajosa por todo el cuerpo.
De nada servirá que le diga a Juliana que ya terminé con Alicia. Ni siquiera has terminado con ella. Lo haré mañana, lo prometo. Pero besa muy bien. Pero puede más mi amor por Juliana. Si pudiera más no le hubieras puesto el cuerno con Diana. Eso pasó porque me dejé llevar. Lo de Alicia también. Pero Alicia no es prima de Juliana, además de que tampoco andaba con ella. Tienes razón, Alicia es la amiga de Juliana y ella sabe perfectamente que Juliana sufre por ti. Entonces la traidora es ella. Y tú también, por traicionar tus verdaderos sentimientos.
Mis verdaderos sentimientos, no puede ser, ya hablo como niña. Octavio se tiró en la cama. Ya no quería pensar en nada. Tuviera o no otro yo, de todos modos sabía que era culpable. Sabía que cada vez se alejaba más de su verdadero amor. Rayos, otro concepto de niña. Encendió su stereo. Subió el máximo volumen y se dedicó a sentir cómo los vidrios se estremecían con el sonido. Eso hasta que dos minutos después su madre tocó la puerta obligándolo a bajar bastantes decibeles.
A pesar de todo sí estaba enamorado de Juliana. No podía dejar de pensar en ella. Oía su voz. Pensaba en todos aquellos momentos que vivieron juntos. La recordaba reír, jugar, brincar. Ella era tan alegre. Y él se dedicó a machacar su sonrisa. Era deprimente. ¿Por qué le costaba tanto luchar por ella? Era un cobarde. Tantas oportunidades que había dejado escapar. Pero es que Juliana tampoco cedía un ápice. Ni siquiera lo miraba. Ni siquiera le hacía creer un poquito que él existía todavía para ella.
¿Podemos desaparecer en un segundo? No. Sé que ella no me puede olvidar tan fácil. Pero ¿tú qué sabes del olvido, Octavio? No sabes nada. El olvido es la cosa más difícil que se te ha presentado hasta el momento. Más difícil que herir. Más difícil que perdonar. Mucho más difícil que amar. No conoces las fórmulas del olvido. No existen. O tal vez sí, pero eso aún no lo sabes.
Esa noche Octavio durmió realmente mal. Soñó que Juliana se paraba frente a él y le ofrecía una mano. Él quiso estrecharla, pero en el momento en que su mano se acercaba, Juliana se alejó a distancias considerables. Octavio corrió, pero por cada paso que daba ella se alejaba mucho más. Hasta que dejó de verla por lo lejos que estaba. Se había vuelto completamente inalcanzable. Despertó muy sudado y con el corazón acelerado. Juliana ya no estaba para él. Y él estaba harto de sí por lamentarse tanto. No más. Mañana mismo arreglo esto.
Al día siguiente lo primero que hizo a la hora de la salida fue hablar con Alicia. La encontró platicando con sus amigas. Octavio se acercó decidido y la niña al verlo bajó la mirada.
—Necesito hablar contigo. —dijo Octavio lo más seriamente que pudo.
—¿Sí? Me alegra porque yo también necesito decirte algo.
Los dos se alejaron de las amigas de Alicia, luego de dar algunos pasos una de ellas gritó:
—¡Dile lo que Juliana nos dijo!
Octavio se emocionó. ¿Acaso ella les había confesado que ya no podía estar más sin él? Alicia asintió a su amiga y una vez que estuvieron a solas la chica soltó:
—Quiero terminar.
—¿Eh? —eso fue mejor de lo que esperaba Octavio. Tratando de disimular su sonrisa admitió:
—Yo… te quería decir exactamente lo mismo.
—Sí… —Alicia lucía afectada, pero aún así siguió con la charla. —Verás, Juliana es mi amiga y me siento muy mal por haberle hecho esto…
—¿Por hacerle qué? —saltó Octavio, no quería que Alicia se adjudicara toda la culpa. —Tú y yo anduvimos pero yo ya no era novio de ella.
—Lo sé pero… ella te quiere mucho…
—¿Sí? —Octavio sintió cómo dentro de él se acumulaban las ganas de ir por Juliana en ese preciso instante. Quería verla, abrazarla y decirle todo lo que sentía.
—Sí pero… ¿cómo te lo diré?
—No necesitas decir nada. —dijo Octavio y luego de acariciar la cabeza de Alicia con la mano se alejó corriendo buscando a Juliana. Ya no escuchó lo que la chica le gritó, sentía que la respiración le faltaba.
Medio vio que Alicia lo seguía, pero pensó que fue alucinación. Pronto llegó a la puerta de salida y entornó los ojos para hallar a Juliana. La encontró. Ahí estaba la pequeña niña acompañada de un sujeto que Octavio no conocía. Quiso acercarse pero Alicia logró tomarlo del brazo.
—¡No vayas! —dijo toda agitada.
—¿Por qué? —se sorprendió Octavio.
—Es… su novio…
Es su novio. Es su novio. Es su novio. Es su novio. Es su novio. La frase cobró eco en la cabeza.
—¿Qué? Claro que no, debe ser una broma.
—No es ninguna broma, Juliana nos dijo hoy en la mañana que ya tenía novio, yo creo que le molestó que las otras niñas le siguieran diciendo cosas de ti. —explicó Alicia.
—Esto no es verdad. —Octavio no sabía cómo reaccionar. Juliana, la palomita blanca, ¿atreviéndose a jugar con otro chico? Porque algo era seguro, ella no lo había olvidado. Necesitaba respirar. —¿Y quién es ese? Ni siquiera lo conocemos.
—Se llama Daniel, va en la tarde.
Octavio miró fijamente a Juliana. Ella sonreía al chico y el tal Daniel le devolvía la sonrisa. Luego vio cómo él sacó de su mochila un disco, una rosa y al parecer una carta y se los dio a la niña. Ella los aceptó y luego se dieron un abrazo. Más claro no podía estar. Juliana de verdad había decidido reemplazarlo. Qué feo se sentía probar cucharada de su propio chocolate.
4 comentarios:
Waaa como pica esto de tiene novi@ solo esperemos que Juliana no este jugando
Qe lindo lo qe escribis (: quiero saber como sige :B besos :3
Hola.
Es la primera vez que me encuentro con tu blog y estoy muy contento de haberte leído.
La palabras fluyen en un desorden arrobador que impresionan.
Gracias por regalarnos tus escritos.
Espero que también puedas visitarme, si tienes tiempo.
Saludos.
A.
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