martes, 29 de junio de 2010

Desplazamiento

Quiero tratar de que al escribir estas líneas no se note lo pésimo que soy con la redacción. Yo no nací para esto. No nací para la literatura, ni nací para contar con detalle hechos de mi vida que me hacen sumamente feliz. La verdad es que nada tengo que ver con esto, pero lo hago, lo hago porque quiero con locura a esa chica. Y creo que esa es una razón suficiente para intentar hacer algo en lo que siempre he sido un fiasco.

A los dos días de haber conocido a Juliana conseguí su correo electrónico. Realmente no había sido mi intención seguir frecuentándola, pero la impresión que me dio el día de la fiesta de Malena me hizo moverme impredeciblemente. Quise seguir charlando con Juliana durante las noches mientras ambos hacíamos la tarea. No recuerdo sobre qué trató nuestra primera plática, pero sé que no fue nada aburrida, motivo por el que dormí más tarde de lo normal y llegué desvelado a la escuela.

A la salida Magaly estaba esperándome, me sorprendió su presencia, se notaba feliz pero antes de contarme qué le sucedía me hizo que yo le explicara el porqué de mi inusual sonrisa.

—Conocí a una chica muy interesante… —dije un tanto divertido.

—¿En serio? ¿Quién es? —me preguntó ella sin darle mucha importancia.

—Se llama Juliana, estudia Letras.

—¿Letras? Ya veo por qué te gusta, polos opuestos se atraen… —soltó Magaly de pronto con un tono extraño.

—Pues… no te voy a mentir… la verdad es que se me hizo una chica muy inteligente y espontánea…

—¿La invitarás a salir?

—Tal vez…

—Deberías hacerlo, no todos los días se conoce a alguien así…

—¿Qué tienes? —pregunté entonces, no me gustaba el tono en que Magaly me estaba respondiendo, busqué sus ojos, ella me sostuvo la mirada y luego esbozó una sonrisa.

—Nada, de veras, me alegra mucho que hallas encontrado a alguien así, espero que pueda funcionar…

—¿Funcionar? Pero… ni siquiera me veo con ella, sólo te dije que me pareció una niña interesante…

—Y yo te dije que deberías invitarla a salir… porque resulta que te conozco como la palma de mi mano y la verdad es que para que una niña te parezca interesante debe tener muchas características, casi imposibles de reunir en una sola persona…

—Pues tú las tienes…

Magaly sonrió, tomó mi mano y luego me dijo:

—Prométeme que la invitarás a salir…

—¿Por qué habría de prometerte eso? —le respondí un tanto molesto. Magaly intentaba que yo me fijase en otra chica, eso me hizo sentir muy triste. La verdad es que ella aún estaba en mi cabeza, pero tampoco estaba dispuesto a forzar algo que no tenía sentido. Magaly no me quería a mí. Yo tenía que dejarla. Tan sólo unas semanas antes de haber conocido a Juliana yo le había dicho que dejara a su novio y anduviera conmigo. Ella no quiso, amaba a su novio con locura, además de que me hizo pensar en los sentimientos de mi hermano. Él estaba enamorado de ella, tal vez mucho más que yo, el hecho de que Magaly y yo tuviéramos una relación significaría romper el lazo que me unía a él.

—Porque quiero asegurarme que saldrás adelante —dijo ella apretando mi mano con la suya.

—Francamente no creo que me conozcas tan bien como dices. —respondí un tanto grosero y agregué: —Pero no importa, ¿qué motivo te trae aquí?

—Pues… he peleado de nuevo con mi chico…

—¿Y eso te tiene feliz?

—No… me tiene feliz el hecho de que mi mejor amigo haya encontrado a una niña genial. —respondió Magaly y se fue luego de darme un abrazo y desearme buena suerte con Juliana.

No entendí eso, pero no quise preocuparme demasiado, Magaly solía actuar raro y lo cierto es que yo no era ningún adivino para estar comprendiendo sus acciones. Esa noche decidí no conversar con Juliana, no quería darle la razón a Magaly, no quise aceptar que me gustaba de verdad la nueva chica, así que cuando me conecté me puse como desconectado y decidí seguir con mi vida normal.

Pero Juliana no se conectó tampoco y eso me desconcertó. En realidad esperaba algo como que ella pusiera su display en verde y luego cambiara su mensaje personal a hoy no está el chico de las pláticas amenas, pensar en eso me hizo sonreír. Sin fijarme mucho en mis acciones pedí a Malena, quien sí estaba conectada, el número de celular de Juliana y, una vez que el dato estuvo en mis manos, le marqué a las diez y media de la noche.

Reparé en la locura que estaba haciendo cuando la voz de Juliana sonó del otro lado del auricular:

¿Sí?

—Ahm… ¿Juliana?

Sí… ¿quién habla?

—Soy yo… Xavier…

¿Xavier? Ah, claro, ¿qué pasó? —se que no fue mi imaginación cuando noté que Juliana sonaba emocionada.

—Pues nada… no te vi conectada y pensé en marcarte…

Ya veo, es que hoy no puedo conectarme, no hay luz en el departamento…

Y así comenzó nuestra plática sobre la luz. Hablamos de las veces en que todo se queda en completa oscuridad y uno anda a tientas por la casa intentando identificar objetos y demás.

Me parece triste —dijo Juliana. —que valoremos tan poco lo que tenemos, es decir, ¡tenemos ojos! ¿alguna vez te habías dado cuenta de eso?

—Pues sí… pero no pensé que fuera tan genial…

Exacto, es eso… no valoramos las genialidades… sólo hasta que las vemos perdidas…

—Pues… tú me pareces genial… —dije sorprendido de oír mi propia voz.

Gracias… tú también me pareces un chico inusual… —respondió ella un tanto apenada.

—Pero… ¿quién dijo que ser genial es ser inusual? —decidí seguir debatiendo… aquella plática telefónica terminó con todo mi saldo, había durado más de una hora, pero valió la pena, Juliana me gustaba de verdad.

Al día siguiente les conté a mis amigos que tal vez había una chica nueva en mi vida, una chica que no se llamaba Magaly.

—¿Quién es? —me preguntó Ronaldo, primo de Juliana y uno de mis mejores amigos.

—Lo sabrás pronto. —dije sin más.

—Pues igual la puedo conocer en el concierto, invítala, me sobra un boleto, si quieres te lo doy. —me respondió Ronaldo seguro de que yo alardeaba demasiado.

—Me parece una buena idea, hoy mismo la invito y la conoces el día del concierto.

Ronaldo me dio el boleto. El concierto era masivo, iban a tocar varias bandas de rock y surf a favor de un movimiento social, sabía que a Juliana le encantaría la invitación. Así que, mientras esperaba el momento para decirle, me divertí pensando en la cara que pondría Ronaldo cuando descubriera que la chica que había logrado desplazar a Magaly de mi cabeza era su propia prima.

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