martes, 24 de agosto de 2010

Idiota

Octavio llevaba una bolsa de hule negro debajo del brazo, a nadie le importaba qué podía contener, además Octavio pasaba desapercibido para el resto de la humanidad, era un niño de trece años que no sabía nada de la vida… sólo sabía algo, él estaba profundamente enamorado de Juliana. Sí, de esa niña que estaba asomando la cabeza por una de las ventanas del salón, cuando Octavio la vio su corazón comenzó a latir más fuerte y presionó con ternura la bolsa que sostenía.

La chica corrió a su encuentro, el cabello lacio y suelto provocaba tal efecto en su persona que Octavio sintió que no podía ser más afortunado.

—¡No fuiste a mi fiesta de cumpleaños! —le reclamó la niña una vez que estuvo cerca de él.

—Lo siento, es que de verdad no pude. —se disculpó Octavio.

—Pero es que de verdad quería que fueras…

—Y de verdad también quería ir… pero no pude…

Juliana dibujo una mueca de tristeza en el rostro y eso ocasionó que Octavio sonriera con ternura, tomó la mano de la chica y caminaron de regreso al salón. Todos los compañeros los observaban, Octavio sentía especial atención de Fabiano, Ronaldo y de Joan. Ya sabía que los dos primeros lo odiaban a muerte, uno porque quería con Juliana, el otro porque era el primo sobreprotector, pero ¿sería posible que su amigo también estuviera interesado en Juliana? Sacó la idea inmediatamente de su cabeza y fue a sentarse con Juliana al rincón del salón.

—¿Cómo te fue el fin de semana? —preguntó Octavio dejando su mochila al lado de la butaca.

—Bien… aunque sí me puse muy triste porque no fuiste a mi fiesta de cumpleaños…

—Perdóname. —Octavio abrazó a Juliana y ésta lo correspondió. —Feliz cumpleaños, me haces muy feliz y te mereces todos los regalos del mundo…

—No hay mejor regalo que este abrazo. —confesó Juliana con la piel subida de tono.

Estaban aún abrazados cuando Ronaldo se acercó a ellos.

—Juliana… ¿puedes dejarnos solos? Necesito hablar con tu noviecito…

La chica miró con preocupación a su primo, sin decir de nada se alejó de ellos, Octavio se sentó en su butaca y Ronaldo se paró frente a él:

—Deja de lastimar a mi prima, ¿sí?

—¿De qué hablas? —Octavio sabía que Ronaldo no lo quería, pero no imaginaba que fuera tanto su rencor, ¿por qué le decía esas cosas? Él sabía perfectamente que Juliana era la niña más feliz si estaba a su lado.

—Hablo de que la dejes por la paz, ella no merece que la lastime un tipo como tú.

—No entiendo nada de lo que estás hablando. —Octavio comenzaba a preocuparse, ¿qué rayos le sucedía a Ronaldo?

—No te hagas el que no sabe nada, ¿piensas que nadie se enteró de lo que hiciste?

—¡Yo no hice nada! —Octavio se puso de pie, si era necesario proporcionaría un golpe a Ronaldo por levantarle falsos de esa manera, estaba a punto a decidirse a golpear cuando Joan intervino.

—Déjalo Octa… tú y yo tenemos que hablar…

Joan tomó del brazo a Octavio y salieron del salón. Ronaldo los siguió con la mirada llena de rencor. Una vez afuera Octavio se deshizo de su amigo y le reclamó con voz molesta:

—¿Qué les dijiste? ¿Por qué todos me miran de esa manera?

—No lo saben todos, relájate… —comenzó Joan.

—¿Cómo que me relaje? Al parecer todos aquí saben algo que yo no… ¿quieres explicarme qué sucede?

—¡Ya sabes Octavio! ¿Por qué lo niegas? Yo también estoy molesto contigo. —Joan pateó una lata que estaba en el piso, su amigo se sorprendió por tal respuesta, cayó anonadado en una de las jardineras y se llevó las manos a la cabeza.

—No es posible… —comenzó a murmurar. —Juliana se va a enterar… me va a dejar…

—Eres un idiota.

—Sí… ya lo sé… ¿qué hago Joan? Tienes que ayudarme… amo a Juliana, no quiero que me deje…

—Tú sabes lo que hiciste, ¿crees que Juliana se merece eso?

—Me siento de la patada.

—Pues ni modos, por el momento trata de ser cauteloso, calla aquellas bocas que están dispuestas a echarlo a perder todo.

—¿Quién más lo sabe aparte de Ronaldo?

—Sólo él y Fabiano… ya sabes, son los que más se preocupan por Juliana, claro, también lo sé yo…

—No creo que Ronaldo le diga algo, no está seguro de querer hacer sufrir a su prima y Fabiano… de ése no sé…

—Tampoco dirá nada, ama a Juliana, no soportará ser el causante de que ella se sienta mal…

—Y puedo confiar en ti, ¿no?

—Claro…

Octavio entró de nuevo al salón. Vio a Juliana sentada en una de las butacas, se acercó a ella luego de ir por la bolsa negra que había dejado en su asiento. La niña lo miró con dulzura, tomó una de las manos del chico y le dio un tierno beso. Octavio comenzó a sentir esas mariposas en el estómago, se arrodilló al lado de Juliana, enseguida sintió las miradas de sus compañeros sobre él, las de Fabiano y Ronaldo le taladraban la nuca.

—¿Qué haces? —preguntó la niña al notar el extraño comportamiento de Octavio.

—De veras perdóname por haber faltado a tu fiesta… —entonces el chico extrajo de la bolsa negra una bolsa de cumpleaños, era amarilla, decorada con globos dibujados en acuarela, en el centro había un enorme corazón que decía Te amo, Juliana sonrió ampliamente y emocionada abrazó al chico.

—¿Es para mí?

—Es tu regalo de cumpleaños…

Juliana tomó la bolsa, la observó unos instantes y luego la abrió con cuidado, dentro había un enorme elmo rojo de peluche, debajo de él había dulces y tarjetas, varias de ellas decían Te amo. Ese momento fue uno de los más felices para Juliana, Octavio se sintió feliz también sólo por observar el rostro de su novia… pero al voltear a los lados y notar las miradas molestas de Ronaldo, Fabiano y Joan se sintió realmente mal… Era un idiota…

…un verdadero idiota, la persona más idiota sobre el mundo entero…

—¡Idiota! —Octavio se levantó súbitamente, había gritado la palabra en su desordenada habitación. Era miércoles. Se llevó una mano a la cabeza y recordó de golpe el sueño que había tenido… sólo que reparó en que no había sido un sueño, aquel suceso había ocurrido tal cual años atrás… una molestia se anidó en su estómago. —Tal vez de verdad soy un idiota.

Pensando eso fue a bañarse. Cuando estuvo listo para salir reparó en el folder azul que le había dado Samuel. Toda su vida había sido un idiota, pero ahora sentía que era un idiota que pensaba, no iba a realizar cualquier cosa nada más porque sí. Él tenía un plan y lo llevaría a cabo. Tenía que demostrarle a Juliana que estaba dispuesto a reparar sus errores, que era una persona diferente, más madura, menos idiota… Amaba con toda su alma a Juliana… Él mismo no podía perdonarse lo que le había hecho… Había cambiado… Y se lo iba a demostrar.

Tomó su celular y marcó el número que indicaba la hoja que le había dado Samuel. Iban a ser las once de la mañana. Esperó paciente a que diera tono, luego esperó sin nervios a que le contestaran, una vez que oyó la voz del otro lado dijo sin más:

—Hola Juliana, ¿cómo estás? Soy yo, Octavio… No, no me cuelgues… La verdad es que… te extraño… ¿Quieres hablar conmigo?

2 comentarios:

Unknown dijo...

Q historias vive uno ja al recordarlas no sè, como q pasa algo raro... risa, dolor, o simplemente culpa y la pregunta famosisima ¿en q estaba pensando cuando hice eso? jaja

t platicare algo chistoso y segùn yo metida d pata

estaba con un chavo un "amigo" q tenia medio año q no lo veia y q anteriormente nos gustabamos, m buscaba con frecuencìa pero m resisti a andar con él, pues yo venìa de una relaciòn de infedelidad, (si 5 minutos quieren decir eso ja) me invito a salir, y como siempre m negaba a salir con el, pues ahora accedi,
Salimos, platicamos sobre el tiempo q nos habiamos tratado, lo q estuvimos haciendo mientras no teniamos contacto... y ya sabes el beso jeje x cierto besa bn jaaa...
y mientras termina el beso karen pregunta...
-¿y tienes novia?
èl contesta...
-Sii, pero voy hablar con ella
jaja ahora m pregunto ¿para q demonios le pregunte si no querìa nada con el? jaja

valla q cosas nos llegan a pasar...

Te Felicito x tu historia q convertiste en novela.. espero q andes bn

•●•[Lena]•●• dijo...

hey!! yo sigo tu historia desde hace ya tiempo, pero que pasa...? ya no has subido mas, esto empieza a intrigar